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Polvazo en el coche

~~Antes de nada debo decir que la historia que relato es 100% real aunque los nombres han sido cambiados por razones de discreción. Este relato ha sido supervisado por ella y ha estado de acuerdo con que os cuente todo lo que sucedió. Mi novia se llama Maria y a pesar de que yo soy un tipo alto estoy un poquito pasado de peso. Sin embargo, ella es una morena de pelo rizado y piel muy blanca. Sus pechos son redondos de un tamaño perfecto para poder rodearlos con las manos. Su culito es redondo y muy apetitoso, pero lo que mas me gusta de ella es su olor corporal. Todos los días se ducha y se perfuma y a mi, lo que me gusta, es el olor de su coñito, el cual, le gusta mantener con el vello muy corto.
 Todo ocurrió una noche del frío mes de Enero. Habíamos tenido un par de semanas de continuas riñas y, por tanto, apenas habiamos tenido relaciones sexuales. Además, esto se unió al hecho de que estaba recién terminada de la regla, periodo en el que ella parece acumular mucho deseo sexual.
 Aquella noche quedamos para hablar en mi auto a las afueras de su pueblo. Creo que los dos sabíamos que además de hablar era posible que terminásemos follando. En mi cabeza no paraba de dar vueltas la imagen de Maria jadeando mientras hacíamos el amor en mi coche como en otras muchas ocasiones.
 Al principio ella suele ser fría, pero con un poquito de paciencia y caricias en los lugares oportunos puede llegar a ser una fiera ávida de sexo. Como siempre, intentó dejar claro que habíamos quedado para hablar únicamente.
 Esto no tiene solución, lo mejor es que lo dejemos mientras estemos a tiempo me dice mientras yo la desnudo con el pensamiento.
 No me convenía ese camino así que me arriesgué para no seguir por ahí y terminar peleando como los días anteriores.
 ¿Por qué no nos vamos al asiento de atrás?. Seguro que podemos hablar mucho mas cómodamente.
 Ella no respondió, simplemente se encogió de hombros en señal de desinterés. ¡Lo había logrado!, por lo visto, ella no se negaba a la posibilidad de tener sexo y parecía estar dispuesta a aceptar mi propuesta, aunque fuese por última vez. Mi polla se alegró casi más que yo y comenzó a suplicar que la sacasen del pantalón. Rápidamente salí por mi puerta y me metí por la trasera. Una vez allí animé a Maria para que pasase por encima de los asientos delanteros y se sentase a mi lado.
 Esto no se arregla así decía mientras se traslada al asiento trasero, intuyendo lo que después pasaría entre los dos.
 Vamos a darnos otra oportunidad. Intentemos salvar esto le susurre al oído una vez que se sentó más cerca aún de lo que yo preveía.
 No hay solución, lo nuestro se derrumba y tu no estás dispuesto a cambiar.
 Yo para entonces ya estaba prácticamente encima de ella intentando besarle el cuello.
 Te prometo que cambiaré. Sabes que ni tu ni yo podemos estar separados el uno del otro, y mucho menos estar tanto tiempo sin follar obviamente esto ultimo no se lo dije.
 En ese momento una mano mía se desliza hasta su pecho. Esperé su reacción y. no pasó nada, se dejo acariciar. Entonces comencé a pasar mi mano por encima del jersey, de una teta a otra. Se las apretaba, se las juntaba, se las acariciaba y ella. no me la retiró. Esto iba muy bien. Asi que decidí arrimarme más a ella para que pudiese comprobar el calentón que estaba cogiendo sobandole las tetas. Acerco mi paquete a su muslo y se lo restriego mientras los besos del cuello empiezan a ser chupetones. De repente me separa de ella y dice:
 ¡Joder!. Vaya bulto tienes ahí debajo. ¿En todos estos días no has encontrado a ninguna tia que te bajase la calentura?.
 Pude ver en sus ojos un resquicio de lujuria. Los tenia medio cerrados mientras me hablaba y ella sabia que yo sabría interpretar las señales.
 No. Sólo tu eres capaz de hacerme feliz a mi y a mi polla.
 Ya lo veo. Eres un guarro con la picha tiesa.
 Esa era la señal definitiva. A la lujuria de sus ojos se le unía el lenguaje borde que ella sabia que tanto me excitaba.
 Los besos en el cuello y en los labios cobraron mucha más fuerza y me dejó sentir la calidez de su lengua que entraba y salía de mi boca buscando la mía. Nuestras narices chocaban la una contra la otra en un desenfreno por buscar la posición que nos permitiese llegar al lugar más profundo y cálido de nuestras bocas. De repente noto que su mano se desliza bajo mis pantalones, me los desabrocha, baja mi cremallera y comienza a acariciarme la polla por encima del calzoncillo.
 Anda, tócamela que hace mucho tiempo que no te ve le susurre al oído.
 Con una sonrisa pícara mete la mano bajo la ultima prenda que la separaba de mi polla. Comienza a acariciármela de arriba a bajo pero sin tocar mi capullo. Estaba que explotaba. Tenia gran cuidado en bajar y subir, como si de un objeto delicado se tratase y parecía decirme : el capullo lo dejamos para después .
 Yo dejo de juguetear con su sujetador y sus pezones y paso a desabrocharle los pantalones. Justo llevaba los negros que se compró en las rebajas y que tan buen culo le hacia. Metí mi mano en busca del tesoro que estaba deseando tocar. Ella relajó las piernas e intrínsecamente me da permiso para que le busque y le acaricie su sexo. Paso mi mano por su entrepierna y con ella le indico que debe abrirlas un poquito mas. Ella lo hace. Y efectivamente, con el dorso de mi mano noto la calentura de su coño, noto además que las bragas están mojadas en toda la zona vaginal. Ella me estaba haciendo sufrir sin tocarme el capullo y yo opte por lo mismo. Comencé a jugar con mi mano sobre la tela y con la otra, aproveché para cogerle por detrás la tira de su tanga. Con mi mano izquierda le acariciaba sobre la tela todo su coño y con la derecha tiraba poco a poco de la tira del tanga hacia arriba. Ella notaba poco a poco la presión de su ropa interior sobre su hinchado coño. Le gustaba. Le gustaba y comienza a darme cada vez besos más húmedos. Su abultado coño comprimido contra sus propias bragas se las tragó en un momento dado tapando toda su rajita y dejando a merced de mis dedos los labios mayores. Le pido que se baje los pantalones.
 ¿Los pantalones?
 Sí, solo los pantalones. Déjate el tanga puesto.
 Sin rechistar lo hizo, le gustaba lo que estábamos haciendo y no quería romper la magia del momento con algún tonto comentario sobre la indecencia que podíamos estar cometiendo. Sin más comentarios, le beso la boca, el cuello, las tetas, la barriga.
 No, no por favor, no me lo comas que está muy húmedo me pidió cuando vio que iba directo a su coño.
 ¡Déjame por favor!, que hace mucho que no te lo como y sabes que me gusta mucho supliqué en un tono inocentón como un niño le pide ala madre que le comprase un caramelo.
 Entonces me quitó las manos de la cara concediéndome un nuevo deseo. Acerqué mi boca a su húmedo coño y aspiré el delicado aroma de mujer que emanaba de sus adentros. Un aroma característico de ella que me volvía loco. Acerco más aun mi boca a ella y comienzo a chuparle los pliegues del coño. Paso mi lengua por la entrada de su cuevacita y siento como me coloca una mano sobre mi cabeza empujándomela hacia ella. Comienza entonces un son de movimientos concéntricos de sus caderas ayudándole a mi lengua a recorrer todos aquellos puntos que ella desea.
 ¡Que ricos flujos!, mezcla entre dulce y salado los recojo a la entrada de su coño con mi lengua cada vez que la dejo pasar por allí después de chupar sus pliegues vaginales. Escucho entonces un gemido leve que sale de sus labios. Yo, mientras, intento follar a mi novia con la lengua, se la meto y la saco por su agujerito y mi nariz entre tanto choca contra su clítoris. Cambio de idea y dejo de tocarle las tetas y comienzo a meterle un dedo por el coño.
 ¿Cuántos crees que te caben? le pregunto mirándola desde su entrepierna y viendo como mantiene los ojos cerrados.
 No lo sé. ¿Cuántos crees?.
 Mira. Uno. ., dos. ., tres.
 De repente se asusta cuando oye el fatal numero tres. Realmente creo que más que miedo, lo que le asustó fue la impresión de ver que su coño fuese capaz de dilatar tanto cuando está caliente.
 ¡Sácame los dedos! me ordenó. Yo la obedezco aunque no dejo de mamarselo. Los dedos que entraban y salían de su coñito, ahora, los dedico a humedecer el otro agujerito, el de su delicioso e irresistible culo con la mezcla de flujos y saliva que había en su coño. Logro meterle la punta del dedo corazón en su ano mientras sigo con mi succión. Cuando ella nota que también había logrado perforar su culito se incorpora rápidamente evitando que yo siga con mi trabajo.
 Ya está ¿no? me dice.
 ¿Por qué? A mi me gusta esto.
 No. Ya está, ahora te toca a ti. ¿quieres que te chupe yo un poquito?
 ¡Si! respondí yo rápidamente. Había llegado a creer que aquel momento no iba a llegar nunca.
 Me reincorporo y me hecho hacia atrás en el asiento haciéndole más fácil llegar hasta mi paquete. Me bajo todo hasta la altura de los tobillos y dejo al aire mi polla reluciente e hinchada con el circuito de venas totalmente definido fruto de la excitación. Ella echándose hacia delante un poco comienza a besar suavemente la punta húmeda de mi polla. Trata de comprobar cómo la tengo de liquido preseminal. Efectivamente comprueba que está empapada y de golpe se traga todo mi capullo. Una vez con mi polla dentro de su boca comienza un conjunto de movimientos circulares de su lengua sobre la cabeza morada que me hacen tocar el cielo con la punta de mis sentidos. Mientras me la chupa comienza el movimiento con su mano que ayuda a que mi prepucio suba y baje dedicándole a mi capullo una lamida cada vez que queda al descubierto. Me brinda una gran mamada y noto que la otra mano comienza a acariciarme los huevos. Mi éxtasis es sublime y aún a sabiendas de que no le gusta nada me aventuro a ponerle la mano sobre la cabeza. No le obligo a imprimir ningún ritmo, únicamente me dedico a acompañar con mi mano el que ella me da mientras noto el tacto de su pelo. Noto en mi capullo así, un movimiento de sube y baja que ella sabia que me encantaba y me lo muerde suavemente con sus dientes. Siento todo el calor de su paladar en mi polla cuando de pronto da un giro con la cabeza y me la comienza a chupar de lado. Me lame el tronco de la picha con su lengua y mi capullo nota el tope de su lateral de la boca, es decir, lo que seria la parte interna del moflete. Es una gozada, yo aguanto y aguanto. se me escapa un suspiro y.
 ¡Para!. grité ¿quieres que hagamos un 69? a mi mente habia vuelto aquella idea de lo que había dejado inacabado.
 No me respondió, lo único que hace es retirarse de mi polla y cuidadosamente ponerse encima de mi colocándome su coño a la altura de mi boca. Realmente estaba muy cachonda, hacía mucho que no la había visto con esa determinación. Ella continuó chupandome la polla de aquella maravillosa forma que solía hacerlo y yo comencé a fraguar el inicio de mi nueva estrategia. Aquella noche tenia que convertirse en algo especial y la mejor forma era haciendo alguna locura que nos ayudase a recordarla para siempre.
 Le chupo su coño desde la perspectiva contraria. A mi vista queda ahora la entrada de su culito totalmente indefensa. Entre tanto le comía su chochito le aplico un masaje relajante alrededor de su culo. Le aplico presión a ambos lados, me mojo los dedos, a veces con la boca y a veces con su propio coño, e intento ir abriéndome camino con ellos. Ella es consciente de lo que estoy haciéndole en su ano y comienza a excitarse aun más con lo que la intensidad de su mamamada subió varios grados. Le chupo el coñito, le escupo en el culo, le masajeo su entrada cada vez con más saliva y sus propios fluidos. Mis dedos ya pueden entrar y salir de uno en uno por su agujerito mucho más relajado.
 Levantándose de la postura me mira a los ojos.
 ¿Vamos a follar, o no? me dice.
 Claro balbuceo yo con mi polla deseando correrse después de la gran mamada que le había dedicado.
 Toma me dice entregándome el condón que había dejado anteriormente sobre la bandeja trasera del coche.
 Sin más comienzo a abrirlo. Ella se quita el tanga y comienza con su mano a masturbarme para asegurarse de que le introduzca la máxima erección. Aunque sabe que nunca he sido capaz de llegar al fondo de su profunda vagina, le encanta que lo que le penetre esté lo mas duro y grande posible. Ayuda a ponérmelo y una vez colocado abre sus piernas y se coloca encima mía, sentada, dejándome las tetas a la altura de la cara. Poco a poco coloca mi polla en la entrada de su coño y comienza a descender sobre ella y siento la calidez de su interior y lo lubricada que se encuentra. Primero de forma lenta y cada vez más violentamente, Maria parece haberse trasladado a otro mundo, aquel donde no existen los problemas ni los disgusto, aquel donde únicamente siente el placer de ser penetrada por una polla hambrienta de sexo. Abre por un momento sus ojos llenos de fuego y lujuria para luego cerrarlos y dedicarme un tremendo beso con su lengua llegándome casi a la garganta.
 El ritmo, poco a poco, se hace más estable e intuyo que es el momento de dar el siguiente paso. Con mis dedos comienzo a recorrer la entrada de su culo y aprovechando la humedad antes suministrada le introduzco la punta de mi dedo anular. Su respiración se agita. El dedo puede moverse con total libertad dentro de su ano y decido meterle otro más aprovechando la excitación del momento. Con algo más de dificultad lo logro también. En aquella postura donde yo estoy sentado y ella con las piernas abiertas frente a mi, con mi polla en su coño y mis dedos en su culo se debió sentir completamente llena, empalada como se suele decir. Una doble penetración donde el ritmo era asimétrico. Mis dedos en su culo profundizaban cuando yo con esa mano le ayudaba a subir hacia arriba y se relajaba dicha penetración cuando su cuerpo caía y se hincaba mi polla en su coño. Y, un suspiro más profundo llego a mis oídos. Se escapó de entre la intensidad de nuestros labios que se besaban.
 Uhm!, Uhm! Aaaaaah, aaaah! Y el beso se hizo más humedo aún. Se estaba corriendo. Sus gemido lo decía, y su lubricación la delataban alrededor de mi polla aun más mojada.
 Oye le dije cuando se calmo un poquito después de aquel orgasmo me apetece que hagamos algo nuevo.
 ¿El que? preguntó con desgana aparentando que no quisiese hacer nada más.
 Échate de frente sobre el espaldar del asiento, yo me colocaré detrás tuya.
 Refunfuñando lo hizo.
 Quiero que esto sea el sello de este momento, el que nos sirva de referencia para saber que tú te has entregado completamente a mi.
 Sin más me coloco detrás de ella, escupo sobre mi polla y con mis dedos comienzo a buscar la entrada de su culo.
 ¡Me va a doler!
 No, tonta. Si te duele me lo dices para que yo pare.
 Encuentro su agujerito y coloco mi polla en él empujando poco a poco hacia la inmensidad de lo desconocido.
 Relájate, que no te va a doler.
 ¡Compadezco a los gays! me grita.
 Poco a poco va abriéndose paso mi polla por su ano hasta que de repente siento que está dentro totalmente de ella. Dejo ir mi mano hasta su coño de nuevo y comienzo a masajearlo y intrudcirle un par de dedos. Me resulta dificultoso porque la presion de mi polla en su culo estrecha la entrada de su vagina pero una vez dentro, noto mi pene por un lado con mis dedos y mis dedos por el otro con mi polla. Imprimo un ritmo más rápido.

 Ah, ahh . AAAAAHHH! , SSISSI, AAHHHHH!!!!!!!! Le chupo su oreja, me estoy corriendo como nunca antes lo había hecho. Ella da grititos mezcla entre dolor y placer. Dos embestidas más.

 AAAAAAH, AAAAAAAAAAAAHHHH!!!! Mi corrida ha sido descomunal.

 Cariño, te quiero le susurro al oido por detrás mientras mi polla está aun dentro de su culito.

 Al final no ha sido tan malo como creía. Yo también te quiero me dijo mientras nos dimos un ultimo beso girando su cara hacia atrás.
 Estoy deseando tener otra noche como aquella.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
  • Media: 1
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