~Dos Semanas después de lo ocurrido en mi habitación, Larry había mejorado milagrosamente y volvía a ser el mismo de antes, yo era la que había cambiado desde aquella experiencia con el, ya no veía a Larry como solo mi mascota sino como mi amante y ahora lo amaba mas que nunca, en esas dos semanas continué mamándole la verga a Larry, aunque ahora la hacia por gusto y deseo, pero me daba miedo que me la metiera, ya que era virgen y según lo que había estado leyendo debía tomar precauciones, así que solo me había limitado a mamársela y disfrutar de su leche que se había vuelto mi postre favorito.

Una tarde después de llegar de la escuela saque a Larry a pasear al Parque y llegando a un campo verde le solté la correa para que corriera con libertad, mientras yo lo esperaba de pie, me sentía tan feliz de que Larry estuviera a mí lado, pero ala vez al verlo correr me preguntaba como era posible que mi hermoso perro tuviera una verga tan grande y rica, y veía a algunas personas que nos observaban cuando abrazaba a Larry, nunca se imaginarían que esa chica de 14 años con cara angelical he inocente le mamaba la verga al perro, eso me excitaba al punto de mojar mis pantys,
Después de un rato de estar jugando con Larry, me senté en una banca y a lo lejos observe una chica que se dirigía a donde yo estaba traía un hermoso y grande pastor alemán, cual fue mi sorpresa que cuando estuvo a unos pasos de mi, me di cuenta que era Sofía, la veterinaria, esta al verme me reconoció a mi y a Larry, y conversamos un poco