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Categoría: Incestos

OBSESIONADO POR MI HERMANA

Todo comenzó una noche en que ella y yo nos quedamos dormidos en la cama de nuestro padre –con ella en el centro- luego de una prolongada conversación nocturna. En la casa se hacía reparaciones y los tres dormimos durante varias noches en la misma habitación, pero cada quien en su cama. Aquella noche mientras dormíamos yo sentí su cuerpo y en especial sus nalgas. De verdad sentí una gran excitación a pesar de nuestras edades: yo contaba 9 años y ella era dos años menor. No volvimos a dormir los tres juntos y a los pocos días nuestro padre se llevó su cama a una habitación en el piso superior y mi hermana y yo quedamos durmiendo en la habitación durante varios meses. Desde la primera noche en que quedamos a solas yo comencé a pasarme a su cama desnudo. Para ello aguardaba a que todos en la casa se hubiesen acostado y cuando ya estaban todas las luces apagadas yo iniciaba mi asedio. Me acercaba desnudo y sigiloso a su cama mientras ella dormía. Siempre la hallaba boca abajo. Con muchísimo tino, para no despertarla, apartaba su cobija y procedía después –también con mucho tino y lentitud- a bajar su pantaleta. Toda esta operación solía consumirme unas dos horas, pues debía hacerla muy meticulosamente. Incluso había momentos en que tenía que suspender y regresar a mi cama u ocultarme debajo de la cama de ella porque la sentía despertarse o sobresaltarse en el sueño. Luego proseguía para tratar de lograr mi cometido. Una vez que le bajaba la pantaleta hasta las piernas –ya con el pene completamente erecto- procedía a subirme sobre ella y a colocarlo en su ano. Entonces comenzaba a tratar de penetrarla –cosa que nunca puede hacer, seguramente por la escasa lubricación de ambos- embriagado por el infantil olor que tenía en sus partes íntimas. Recuerdo que yo siempre sentía un exquisito ardor dentro de mis genitales (como una gran necesidad de orinar, pero no era tal); tres años después entendí que era la eyaculación que venía, pero en aquellos momentos yo la contuve por temor a que me saliera algo extraño del pene. En ese momento siempre me retiraba de ella. Este proceso de intentar sodomizar a mi hermana –nunca intenté la penetración por la vagina- duró casi tres años. Incluso muchas veces le pedí en forma directa que se lo dejara hacer pero siempre se negó. Este tipo de intentos cesó cuando una noche me dijo que me iba a acusar con nuestros padres, lo cual me hizo sentir mucho miedo. Ya cuando yo tenía 12 años y ella 10 yo había desistido de sodomizarla pero me complacía haciéndola ver mi pene erecto o frotándolo en su trasero. Recuerdo que la primera vez que me vio el pene erecto me preguntó ¿qué es eso?. Mi mayor deseo era que ella por lo menos lo tocara, pero siempre se mostró indiferente.

A los 11 años yo comencé a sentir interés sexual por los pies femeninos, quizás como una forma de comenzar a independizarme de mi hermana y a no sentir deseos por ella. Pero entonces mi interés por ella también cambió porque me enamoré de sus pies. De modo que a partir de entonces y durante 7 años me dediqué a adorar sus pies. Paralelamente, a los 12 años comencé a masturbarme porque ya no resistía la tentación por los pies femeninos y también por que había vuelto a sentir –con muchísima más fuerza- aquella incomprensible “cosquilla” que había sentido cuando intentaba penetrar a mi hermana. Ya para ese momento superé el miedo y dejé que saliera aquello que me quemaba por dentro. Luego pude leer e informarme sobre el semen y la eyaculación.

Durante tres años no perdí oportunidad de tomar sus pies y besarlos, cosa que ella siempre rechazó drásticamente. Hasta cartas llegué a escribirle rogándole que se dejara besar los pies.

Ya adolescentes, durante dos años estuve yendo a su habitación de madrugada y con el mismo sigilo de antaño apartaba su cobija para desnudar sus pies y entonces pasaba horas besándolos, chupándolos y lamiéndolos, aunque nunca comprendí cómo ella no se despertaba mientras yo la amaba de esa manera. Después de ese acto me retiraba a mi habitación y me masturbaba hasta tres veces antes que amaneciera.


Para mi sorpresa, ella siempre me pedía mientras nos jugábamos que le besara los pies o bien aprovechaba cualquier oportunidad para ponérmelos cerca de la ingle, pero si yo intentaba besarlos ella los retiraba: sólo aceptaba que se los acariciara con las manos.

Recuerdo que en la última visita nocturna a su habitación, después de besar sus pies y sus piernas durante gran parte de la noche, no pude resistirme y por primera vez la desnudé completamente y me subí sobre ella con la intención de penetrarla por la vagina. Ella reaccionó protegiéndose y todo terminó con un beso que yo le di en la boca. A partir de entonces ella comenzó a dormir con calcetines y unos meses después estableció una relación amorosa y se casó.

Su matrimonio me alejó de ella y de mis fantasías, pero durante algún tiempo amainé mi frustración con poemas como este:



TUS PIES EN LA NOCHE

Las noches llegaban y yo presentía
en el abandono de tus pies descalzos
aquel recio aroma de un excelso caldo,
que bajo tu manta tus pies me ofrecían.

Y yo desafiando tu sueño sabía
que en tus pies amados, de dulce regazo,
mi amor abrevaba en un tibio abrazo
cuando yo alzaba el manto y allí descubría

desde la alta mar a tus suaves riberas.
¡Oh mis tibias noches a tus plantas postrado,
cuando absorto bebí de aquel vino sublime!

Dime que me amaste una noche siquiera,
¡que te estremecía mi amor desvelado
besando tus pies, dime, dime, dime…!
Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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4 comentarios. Página 1 de 1
Monse
invitado-Monse 03-01-2017 13:20:21

Dejen de molestar a sus hermanas pequeñas y busquen un especialista

Colegiala
invitado-Colegiala 03-01-2017 13:18:51

Pervertidos Todos. No os salvais ninguno. Ni los que comentan

Dorian
invitado-Dorian 06-10-2005 00:00:00

Algo similar me paso con mi hermana cuando tenia ella 13 y yo 15.Una noche dormimos en la misma cama por estabamos de visita a mi abuela y no habia mucho donde dormir,esa noche ella durmio en camison de dormir y yo en short; como la vi desvestirse cuando se cambio de ropa, su figura de mujer, sus panties y sus teticas me pusieron a millon.Cuando estamos acostados metí mi cara y mi nariz entre sus piernas.Ella se abrio y olí el aracteristico aroma de una cochita divina,luego metí mi lengua y saborié su sabor agrio y rancio pero rico, estaba mojada y babosita, ella se movia y gemía, pero de pronto parece que se arrepintió de lo que haciamos y haciendo que despertaba me dijo ( que haces, que haces, deja o llama a mamá ).Allí lo dejamos pero se que le gustó, aunque nunca pude hacer mas nada, bueno aparte de masturbarme. Dorian

Leonardo
invitado-Leonardo 06-09-2005 00:00:00

Hola. realmente me hiciste recordar lo que hace como 30 años hice también con mi hermana. Fue muy emocionante recordar cuando durante varios minutos iba bajando la pantaleta de mi hermana. al igual que ú yo lo hacía en las noches con mucho miedo pero con bastante excitación. A diferencia de tí, yo sí pude hacer algo más: lo que más me excitaba, además de irle bajando la pantaleta, era besar y chupar su vagina y sobre todo, ese olor tan carácterístico. Gracias por compartir tu experiencia. Leonardo

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