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Las nalgas de Marlene...mi esposa, el objeto del deseo del Moreno.

Las nalgas de Marlene...mi esposa, el objeto del deseo del Moreno el tendero.



Siempre fui un gandalla, hacia enojar a mi esposa, chuleando siempre a otras chavas incluso a las casadas, ella era muy celosa y hasta me vigilaba cada que andaba enfiestado; pero caro pague cuando apareció en nuestras vidas un tipo al que le decían el moreno, a partir de ahí supe lo que eran los celos ya que él, desde que llego siempre deseo cogerse a mi esposa y no se detuvo hasta que consiguió que mi mujer le diera las nalgas.

Me llamo Rodrigo tengo 22 años, estoy casado con Marlene, ella tiene 20 años, mi mujer es una chava bastante guapa, de pelo largo unos ricos senos, pero lo que más resalta de ella es que estaba bien nalgona.

Nosotros vivimos en una casa que me heredaron mis papas, la verdad es que soy bastante vaquetón, trabajo de vez en cuando, me gusta echarme mis copas y por ello ya me han corrido varias veces de los trabajos. Eso hacia enojar mucho a Marlene, porque ya tomado me encantaba chulear y tratar de ligar a cuanta chava se me ponía enfrente, y aunque nunca ligue con ninguna, mi mujer se ponía furiosa, me celaba bastante y hasta me espiaba y me decía algún día vas a saber lo que yo siento, va a aparecer otro hombre me desee y que quiera que le de las nalgas.

Y si, desgraciadamente para mí, ese momento llego ya que enfrente de mi casa pusieron una tienda, el dueño se llamaba Eder, era un tipo alto, muy corpulento, siempre andaba vestido de chaleco de mezclilla o camisas con las mangas arrancadas para presumir sus brazos gruesos y fuertes, era muy prieto por ello se hacía llamar el Moreno y él fue quien me fregó la vida ya que desde que llego se obsesiono en un solo deseo, conseguir que mi esposa le diera las nalgas.

Y como fue que me di cuenta de ello, porque cada que íbamos a su negocio Marlene y yo, el Moreno sin ningún recato no dejaba de verle las nalgas a mi esposa, y un día cuando salíamos de la tienda de reojo vi como el infeliz se mordía el labio inferior y dijo ahhh, mamacita estas bien rica, ya no aguanto más, Marlencita quiero que me des las nalgas.

Lo más patético fue que yo no pude reclamarle porque iba a necesitar que me fiara algunas cosas; y es que un día estando yo, bastante tomado llegue con el Moreno y le dije que si me fiaba, el, al principio se puso rejego, pero ya en tono burlón me dijo, ah que Rodrigo y pensar que yo te prestaría lo que quisieras con una condición, yo dije que cual y el burlonamente, me dijo, no te hagas si ya sabes las ganas que le traigo a tu esposa.

Yo por la borrachera solo alcance a decirle, calmado no te pases, y él dijo si me oigo muy pasado, pero no puedo evitarlo, es que Marlencita está bien buena, así que ya te dije, te presto lo que quieras y cuanto quieras a cambio de que tu mujer me de las nalgas.

El Moreno como adelanto me presto lo que quise y yo tontamente creí que solo bromeaba al verme borracho; pasaron algunos días y el Moreno ya no volvió a decirme nada; pero un día unos vecinos hicieron una fiesta en la calle nosotros asistimos, pero también el Moreno que se pasó toda la fiesta viéndole las nalgas a mi esposa.

Yo como siempre termine emborrachándome y ya así, comencé otra vez a tratar de ligarme a una de las vecinas, mi esposa por supuesto se molestó mucho y comenzó a celarme y reclamarme, pero como yo no hice caso mi mujer opto mejor por irse, pero antes de entrar a casa, note como el Moreno se le acercaba y le decía, ¿Por qué lo celas? Al contrario el debería celarte a ti, porque estas bien buena, eres mucha hembra para el, mi esposa solo se le quedo viendo molesta, y entro a casa; pero el Moreno ya muy excitado dijo, ahhhh Marlencita estas bien rica, no aguanto más voy a hacerte mía.

Yo tontamente no hice caso y seguí bebiendo y queriendo ligar, pero como siempre ocurría, la vecina en cuestión me mando al diablo, y ante mi fracaso me fui a mi casa y llegando oh sorpresa, me encontré con que el Moreno no mentía, él estaba adentro, tratando de convencer a mi mujer de que aceptara revolcarse con él.

Por el tiempo que había pasado, se notaba que el Moreno había dejado que mi mujer se desvistiera y se dispusiera a dormir, porque ella ya estaba con su playera de tirantes blanca y un micro short negro, que era su pijama, y sobra decir que así se veía buenísima, y comencé a oír lo que se decían:

Moreno: Marlene, te deseo, te necesito, todas las noches me masturbo, imaginándote desnuda

Marlene: Que te pasa, respétame, estoy casada

Moreno: Pero es que tú eres mucha hembra para estar solo con uno, no es justo, estas bien encamable, no aguanto más, necesito hacerte el amor

Marlene: Nooo vete ya por favor

Moreno: Ni los sueñes mamacita, yo de aquí no me voy hasta que no me des las nalgas

Marlene: Noooo suéltame ya o grito

Moreno: Si mi amor grita para que todos vean cómo te arranco tu short y tu tanguita

Vi como el Moreno cerraba la puerta de la habitación, mi esposa perturbada retrocedía a lo largo del breve espacio que había frente a la cama; el Moreno camino lentamente hacia mi mujer, como un depredador, para luego lanzársele encima con un par de zancadas cuando ella ya no pudo seguir echándose para atrás.

Así, el Moreno apretó por la cintura a mi esposa, capturándola en un abrazo fuerte, notándosele a él esa erección a punto de reventar que ya le abultaba los pantalones; y acto seguido comenzó el forcejeo, era una batalla caliente, excitante.

El Moreno comenzo a bajarle el shorcito a mi mujer que suplicante le decía, nooo por favooor nooooo, pero el ya muy caliente logro quitárselo y así fue como el comenzó a restregarle su ya tremenda erección a mi esposa que ya solo se había quedado en tanga. La sensación era riquísima, ver como el Moreno empujaba y restregaba su pene a mi mujer haciendo la semejanza de las embestidas duras con las que luego habría de cogérsela.

Posteriormente él le arranco de tajo el sostén a Marlene, y ya teniéndola completamente desnuda el Moreno dijo

Moreno: Estas bien buena, Quiero Lamer todo tu cuerpo desnudo

Mi esposa nerviosa y perturbada solo se cubría los senos al verse desnuda ante el Moreno y dijo

Marlene: Vete por favor, yo nunca le he sido infiel a mi esposo ni quiero hacerlo, por favor vete

Moreno: No que, ni loco me voy, tú y yo tenemos gemidos pendientes, sobre todo porque no he dejado de pensar en tus nalgas.

Ante el asombro de Marlene, el Moreno, se desnudó de inmediato y ya encuerado lo primero que hizo fue frotarse semejante macana, el, respiraba agitadamente viendo a mi esposa con lujuria y lascivia, el Moreno ardía en deseos por cogerse a mi mujer, entonces la jalo bruscamente hacia él, tomándola por la cintura y comenzó a besarla, chupándole la boca a paso lento.

El Moreno acariciaba a mi esposa con lujuria, mientras se besaban, lo peor fue ver como Marlene poco a poco fue cediendo a los deseos del Moreno ya que para esos momentos ambos se besaban con lujuria a bocas abiertas, viendo esa batalla de lengua con lengua de ambos, mientras el con su mano derecha le masturbaba su sexo a mi mujer. El continuo con caricias largas deseoso sobre el cuerpo de mi deliciosa esposa; y lo peor fue que mientras se devoraban a besos el Moreno comenzó a acariciarle con frenesí las nalgas a Marlene.

Luego de acariciarla a su antojo, El Moreno acariciándose su enorme macana le dijo a Marlene, nalgona, quieres algo duro y sabroso dentro de tu boca?

Marlene: Ahhhhh, Ouuuhhh, la tienes demasiado grande; ok, tengo que decirlo… quiero chupártela ya…

Entonces el Moreno tomo a mi esposa por la nuca y la bajo lo suficiente para ubicar la punta de su erección en la boca de ella; Marlene le recorría el pene al Moreno con la punta de lengua, para después comenzar a succionarle su miembro, el Moreno gruñía de placer. Era impresionante ver como el Moreno con tamaña erección penetraba a mi mujer por la boca, era doloroso para mi ver a mi esposa completamente desnuda y excitada chupándole afanosamente su erección al Moreno de arriba hacia abajo.

El Moreno era dueño del vaivén con el que se estaba cogiendo a mi esposa por la boca, el, tenía su erección presionada contra la lengua de mi mujer y más con esa cara de lujuria y satisfacción observándola; el ruido mojado de la chupeteada, se escuchaba incluso, por encima de los jadeos de ambos; mientras lo chaqueteaba con una mano, con la otra mi esposa se acariciaba los senos con la mano libre aun.

Marlene por fin lo dejo ir después de un último chupón; mi esposa se puso de pie, mientras el Moreno se sujetaba la erección por la base; en lo que ella se incorporó, el, la atrapo con sus brazos, el tenía la respiración agitada y vi claramente cómo se estremecía al tener a mi mujer por fin entre sus brazos.

Posteriormente el Moreno arrastro a Marlene de piernas abiertas al borde de la cama; el, se forro la erección con un preservativo, y antes de penetrarla, apoyo su macana sobre el vientre de mi esposa para que ella se hiciera una idea de hasta a donde iba a llegarle cuando la penetrara.

Ambos jadeaban, el Moreno teniendo capturada a mi esposa de un movimiento brusco la volteo quedando ella recargada de frente a la pared y el detrás de ella, el pecho del Moreno quedaba contra la espalda de Marlene, lo que le daba acceso de inmediato a su cuello. El, la cubrió de besos húmedos y con el agarre de la cintura a ella, el Moreno se aprovechó para restregarle su miembro contra las nalgas de mi esposa.

Y fue así que mientras el Moreno se agasajaba besando y lamiendo el cuello de Marlene, ella comenzó a retorcerse de placer exhalando un gemido ahhhhhh. El Moreno doblo el cuerpo de mi esposa por la cintura hacia adelante, luego de restregar nuevamente su macana a las nalgas de mi esposa, Marlene recargo sus manos en sus rodillas para quedar bien empinada, ambos ya muy calientes comenzaron a decirse obscenidades:

Moreno: Ahhhhh, no mames Marlene, mmmhhhh estas bien nalgona

Marlene: A mí me encantan tus brazos, tu cuerpo, desde que llegaste aquí me gustaste, sobre todo me gusta como me ves las nalgas

Moreno: Mmmhhh Ooouuhh Aahhhhh no puedoooo aguantar maaaassss aahhhh quiero metértelo todo

Marlene: Si, así de dura la quiero adentro, quiero tenerte entre mis nalgas

Moreno: Ahhhh, meee vaaaa a reventar la pollaaaaa ahhhh Marlene, hoy si te la vas a comer toda chiquitaaaa

Marlene: Ayyyy Morenito, la tienes tan dura, ven hazme tuya, desde este momento eres el dueño de mi cuerpo

Moreno: Chiquita, estoy bien caliente, y es que desde que te conocí, no he dejado de pensar en tus nalgas.

Marlene: Si mi amor, ven, acaríciame, penétrame, ahhhh yaaaa hazme tuya

Y así fue como por fin el Moreno comenzó a cogérsela; el agarro por las caderas a mi esposa y consiguió penetrarla hasta el fondo; el Moreno se aferró a una de las tetas de Marlene como punto de apoyo, y entonces continuo cogiéndosela con un ritmo marcado que logro que ella se le entregara por completo.

Increíblemente me resultaba excitante ver a Marlene así, desnuda, empinada recargada sobre la pared mientras el Moreno la embestía a placer, el, gemía mmmmhhh ouuuhh, mientras se agarraba al hombro de mi esposa, para obligarla a chocar contra él y sus estocadas duras. Pronto ambos gemían al unísono, él se encorvo contra la espalda de mi esposa para tomar uno de sus senos y comenzó a acariciárselos.

El Moreno tenia bien agarrada por los hombros a mi mujer, mientras se la cogía así, a cuatro patas, Marlene estaba con el culo y las nalgas bien paradas y el, embistiéndola con todo. De repente ella volteaba y se miraban fijamente, era impactante para mi ver esa escena mi esposa cogiendo con otro, desnudos, bañados en sudor, lo peor es que no sé qué sentimiento me producía el ver a mi mujer y al Moreno coger de esa manera.

Los gemidos de mi esposa se confundían con los jadeos de el, Marlene expresaba un ahhhhh, ouuhhh ahhhhh, cuando el Moreno la penetraba hasta el fondo; los codos le temblaban ya a mi mujer, en eso el Moreno tomo a Marlene por el pelo con un puño para sostener su cuerpo y jalarla hacia él, y así poder embestirla con más fuerza, ahora ambos gemían de manera delirante a bocas abiertas, al ritmo de esas embestidas animalísticas con las que el Moreno se adueñaba del cuerpo de mi esposa.

Yo no pude más, increíblemente, en vez de detenerlos, me salí de ahí y me fui de nuevo a la fiesta, seguí bebiendo, mis cuates me vieron tan raro, que me dijeron que tenía, yo dije que nada, que solo ya se me había subido el alcohol, ni modo de decirles que mientras yo estaba ahí embriagándome con ellos, en mi casa, el Moreno se estaba cogiendo a Marlene.

Yo según para vengarme, quise ligarme a la vecina que comente antes, pero ella solo me dio entrada un poco, solo para agarrarme de botana un rato; me hizo bailar, cantarle, hasta deje que me pintara de payaso, y pensando que con eso me merecía un beso cuando quise dárselo, me abofeteo y me aventó cayendo yo por completo, y así pensé que la noche no podía ser peor, que mientras yo estaba ahí humillado por esa vieja, en mi casa, sin sentir menor remordimiento por mí, el Moreno y mi esposa seguramente, se seguían revolcando.

Humillado y muy consternado regrese a mi casa, y acercándome a espiar nuevamente cerca de la habitación y la humillación continuo al tener que escuchar el rechinar de la cama al compás de sus gemidos mientras adentro el Moreno, gozaba estar cogiéndose a mi esposa.

Escuchaba como los gemidos de Marlene se mezclaban con los gruñidos del Moreno, ahora mi esposa y el cogían a la orilla de la cama, sin miedo a caerse, sin miedo a nada, estaban tan idos en el vaivén de sus cuerpos desnudos poseyéndose, que ni el riesgo de estamparse contra el piso los detuvo.

Mi esposa gemía mientras el Moreno respiraba fuerte cada vez que su miembro se hundía en el sexo húmedo de mi mujer, el infeliz sabía perfectamente como cogerse a una mujer, se notaba a leguas por la manera tan excitante como se estaba cogiendo a la mía. Era delirante ver la expresión en la cara del Moreno, estaba con la boca abierta y los ojos en blanco, mientras su macana entraba y salía de entre las piernas de mi esposa, lo cual la tenía a ella afiebrada al punto que ella estaba bañada en sudor, mientras él se la cogía.

El Moreno extasiado y con los ojos en blanco no paraba de acariciar el cuerpo desnudo de mi esposa; los dedos del Moreno, se deleitaban acariciándole las piernas a Marlene, mientras ella le acariciaba y le lamia el pecho a él. El Moreno pobló toda el área del cuello de mi esposa con un camino de besos lujuriosos, que se combinaban con la unión agresiva de su cuerpo al compactarse con el de mi esposa, hasta que ya en pleno éxtasis Marlene y el Moreno comenzaron a besarse, el, no solo la besaba se apropió de la cintura de mi mujer con los brazos, eliminando toda la distancia que había entre los dos, y luego el procedió a devorarle los labios a mi esposa a punta de mordiscos.

Posteriormente, Marlene se montó a horcajadas sobre las caderas de su amante. Así, mis nalgas, le susurraba el Moreno a mi esposa; el, sostuvo a Marlene con los brazos para apuntarla directo hacia su pene, y una vez que la penetro, se lo ensarto hasta el fondo. El Moreno tomo a mi esposa con sus manos enormes por la cadera, con sus pulgares en el vientre y sus dedos en la espalda de mi mujer, el comenzó a marcar el ritmo de la cabalgata, era rudo, pero eso, logro calentar a mi esposa.

Cada que la clavaba ella respondía con un gemido ahhhhh , si así papiii así métemelo ahhhhh, mi esposa se mordía los labios de puro placer que la hacía contonearse de manera excitante encima de él; las caderas de mi mujer iban de adelante hacia atrás, de abajo hacia arriba, siempre fuertes y desesperadas alrededor de ese miembro gordo y caliente que la traía loca.

Mi esposa se aferró a la cabecera de la cama con una mano, mientras con la otra ella misma se masturbaba uno de sus senos, que clamaban atención, el Moreno capto esta necesidad, porque de inmediato comenzó a mamarle los senos a mi mujer ávidamente. Marlene se meneaba en círculos con el miembro de el adentro, preparando el momento en que llegarían al clímax que los haría estallar de placer. Mi esposa no podía contenerse más, sin embargo el la apretó con los brazos por la cintura para mantenerla inmóvil. A mi mujer no le quedaba resistencia en el cuerpo para oponerse, por lo que cedió al control con un gemido mmmhhh ahhhhh.

En ese momento veía el cabello suelto de mi esposa contoneándose de manera excitante al ritmo caliente de la semejante cogida que el Moreno le estaba dando. Él se adueñó de las caderas de mi esposa con las manos mientras ella echaba la cabeza hacia atrás, mientras sus caderas subían y bajaban sobre su miembro y así estando ambos en mi propia cama totalmente trabados, a punto de llegar al clímax total volvieron a decirse obscenidades:

Moreno: Ahhhhh Marlene, esto es lo que más deseaba quedarme contigo toda la noche cogiéndote! Quiero amanecer encima de ti

Marlene: Ahhhhh Si, mi amor ahhhh que rico” no pares mmmmhhh, me encanta que me toques, ahhhh que me beses, mmmhhh que me acaricies ahhhh dame más

Moreno: Entonces mis nalgas prepárate ahhhhh porque no te voy a dejar dormir en toda la noche voy a cogerte hasta que amanezca mmmmmh ouuuuhhh

Marlene: SIIII SIIII ASIIIII QUE RICO MMMMMHHHH AHHHHHH COGES BIEN RICOOOOO MMMMMHHHH AHHHHHH me encanta, AHHHHH La tienes demasiado grande, se siente muy rico! OUUUUHHH

Así estaban en plena batalla sexual cuando de pronto el Moreno sujeto a Marlene para darle la vuelta; ahora la tenía como él siempre la deseo, boca abajo con las nalgas paradas, de manera que podía acariciárselas a placer, mientras la hacía suya. El Moreno le encajaba por completo la macana a mi esposa, se la sacaba y volvía a entrar hasta el fondo, y cada vez que lo hacía Marlene apretaba con un puño la sabana en una expresión de goce.

Era impresionante ver la macana del Moreno entrar y salir del culo de mi esposa, era enorme, el jadeaba con sonidos que no se distinguían entre el placer y la agonía, mi mujer estaba sometida a la macana de él, con aquel pedazo de carne taladrándola, fue entonces que Marlene de manera impactante comenzó a masturbarse; y se escuchaban las ultimas expresión de placer y lujuria, eso si sus bocas estaban tan entrelazadas que ya no supe quien decía que.

Oh sí ! Eso me gusta… Eso!

Vente mi amor… ¡Vente! Vente ya ay siii…VAMOOOOOS VENTEEEE

Quiero venirme dentro de ti,

Que rico”, “Así, así, así, Me vengo ahhhh

Ambos terminaron exhaustos con un grito ahogado y luego el cayo rendido sobre la espalda de mi mujer, se veía extasiado, perverso, satisfecho. Ellos descansaban entrelazados sobre las sabanas de mi propia cama, ya revueltas después de haberse revolcado como animales en celo.


Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
  • Media: 9
  • Votos: 2
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