Luis y Alex iban caminando de regreso a su casa, pero como el día de hoy tenían que hacer una tarea juntos, decidieron hacerla en casa de Luis, ya que él tenía computadora con internet. De hecho, desde hace seis años que se conocían, Alex prefería la casa de su amigo ya que tenía más cosas y no tenía hermanos que los molestaran.
Al llegar a la casa de Luis, su mamá le dejó una nota en la que decía que llegaría al anochecer, además de que la comida estaba en el refrigerador y podía tomar lo que quisiera.
Lo primero que hicieron fue ir a la recámara para depositar sus cosas. Ya ahí se quitaron las chamarras y los zapatos para estar más cómodos, y ya de una vez, prendieron la computadora.
-Quiero mostrarte estos videos Alex.
-¿Acaso son de mujeres? -le preguntó a Luis cuando se estaba sentando frente a la computadora.
Ultimamente, todos los compañeros y compañeras de la clase estaban muy alterados por las conferencias sobre sexualidad que les impartían según esto para que fueran responsables.
-Tu solo velos -le respondió para aumentar su curiosidad.
Los dos tenían doce años, ya casi para cumplir trece, por lo que estaban descubriendo su sexualidad, así que sin dudar, Alex comenzó a ver el video.
Primero vio a dos mujeres besándose y quitándose la ropa. Estaban muy exitadas y después usaron vibradores para tener múltiples orgasmos.
Alex estaba muy exitado, con una erección que no podía ocultar, ya que se le veía en el pantalón y con la mano se la intentaba bajar, pero entre más tocaba, más dura se ponía.. Luis al notarlo le preguntó:
-¿Te gustó?
-Si -le respondió-, ¿tienes más?
-Tengo muchos -le respondió a su amigo.
Al ponerlo, se acercó mucho a su amigo y de reojo veía como se intentaba acomodar su pene debajo del pantalón.
Inmediatamente le puso otro, en el que un joven le hacía el amor a una puta, primero de perrito, después el 69, para finalmente terminar en su boca, lanzando grandes chorros de esperma.
-Que asco -exclamó Alex.
-No seas tonto -le contestó su amigo-, deberías probar eso.
-Que, ¿eso?
-No tonto, masturbarte, jalartela hasta que te salga la leche -le siguó diciendo su amigo.
-No lo se, es que.
-¿No te has masturbado?
-No -le contestó apenado.
-Ya, bueno, sigue viendo -le dijo Luis para seguirlo calentando.
A continuación vieron un video gay, en donde dos jovenes jugaban con sus imponentes miembros y después se la metían el uno al otro.
Ya llebaban una hora viendo videos, y como no había nadie en casa, Luis le preguntó a Alex:
-¿Te gustó?
-Si me gustó -le respondió tímidamente.
-Te va a gustar más si los vemos desnudos.
-¿En serio?
-En serio Alex, tu confía en mí.
Luis era dos meses mayor que Alex, pero eso no impedía que los dos estuvieran bastante desarrollados. Los dos eran bien parecidos, delgados, solo que Alex era rubio y Luis de pelo negro brillante, pero de tez blanca.
Alex era más tímido que Luis, pero se complementaban bien.
-Si tu te quitas la playera, yo me la quito -le sugirió Alex.
-¿Y así hasta estar desnudos?
-Sale -accedió Alex.
Pusieron otro video en donde en una orgía, todos se daban contra todos.
A los cinco minutos, Luis se quitó la camisa, así que Alex se quitó la playera. Los dos estaban marcados ya que pertenecían al equipo de Atletismo, así que Luis le preguntó:
-¿Te gusta?
-Si.
El video continuaba, y Luis se bajó los pantalones junto con el calzón dejando ver su pene en erección total con una ligera capa de vello púbico. A pesar de que se conocían desnudos por los vestidores, nunca antes lo había visto así de exitado.
Alex retiró la vista de la pantalla y contempló a su amigo, el cual tenía un pene como el de las películas, enorme, apuntando hacia arriba, y de cuerpo lampiño. Podía ver como palpitaba y como se meneaba a cualquier paso que daba, así que Alex tuvo que hacer lo propio.
Se levantó de la silla y se quitó el pantalón un poco nervioso, pero se quedó en calzones, los cuales parecían que iban a explotar con tremenda carpa de circo.
Luis no le quitaba la mirada, así que se acercó a su amigo y le bajó hasta abajo los calzones, exponiendo al aire un gran pene, tan grande como el suyo, apuntando para arriba, pero un poco más delgado. No tenía vello y estaba muy rosado. Sus testículos parecían dos bolas suaves de color vainilla, las cuales lo invitaban a probar el paquete completo.
Sin pedirle permiso, se lo metió completo a la boca haciendo que Alex gimiera de placer. Cerró sus ojos y tomó los cabellos de su amigo mientras se dejaba llevar por el placer.
Después de un minuto, se lo sacó de la boca y lo masturbó velozmente hasta que Alex empezó a jadear y a decirle a Luis:
-Más, más, ¡no te detengas!
Luis no le hizo caso e hizo una pequeña pausa para llevarlo a su cama. Ahí, hicieron el 69, y Alex terminó después de unas cuantas mamadas en la garganta de su amigo.
Mientras Alex eyaculaba abundantes chorros de tibio esperma, tuvo que dejar de mamar porque todo su cuerpo se estremecía y se ponía duro. Gemía de placer mientras su amigo acariciaba con su lengua su sensible glande y con las dos manos exprimía las últimas gotas hasta que lo dejó seco, pero su erección no se detuvo.
Alex estaba exhausto y Luis lo notó, así que dejó de mamarle la verga y se colocó junto a él para besarse largamente. Sus lenguas se entrelazaban y sus manos recorrían sus ardientes cuerpos suaves y juveniles, hasta que Alex, queriendo regresar el favor a su amigo, bajó por la garganta, el pecho, el estómago, el vientre, el pubis y hasta tragarse el pene completo.
Ahora fue Luis el que gimió de placer.
-No te detengas Alex -le ordenó, y Alex le obedeció.
Con mano, boca y lengua estaba llevando al cielo a su amigo, hasta que este comenzó a gritar.
-¡Me vengo! ¡Me vengo.!
Su cadera se movía salvajemente y sujetaba la cabeza de su amigo para que no se zafara, hasta que empezó a eyacular en grandes y abundantes cantidades.
Alex no pudo tragar todo y su cara se embarró, así como cuello y cabellos. Luis finalmente terminó y se acercó a su amigo para continuar besándolo.
Con la lengua le limpió la cara y le besó el cuello, hasta que al estar en su espalda, llevó su pene, todavía erecto a la entrada de su ano y Alex le dijo:
-Métemelo completo, pero suvesito.
Luis tomó en cuenta la petición de su inexperto amigo, y con lentitud, lo empujo suavemente hasta que el glande se abrió paso y dilató su esfinter virginal.
-Más -le pidió Alex.
Luis obedeció y empujo suavemente para meter un par de centímetros más su jugoso pedazo de carne.
Luis comenzó a masturbar a su amigo para que el dolor cesara y Alex, aguantando como todo un hombre, le dijo:
-Hasta el fondo.
Luis obedeció y en un solo movimiento, empujó hasta que sus testículos y su pubis tocaron las nalgas rosadas de su amigo, mientras éste gritaba de dolor.
Así se quedaron, el uno al otro conectados, hasta que la masturbación que le propinaba Luis finalmente surtió efecto, y cuando el esfinter estuvo dilatado y se acostumbró al tamaño de aquel aparato de 17 centímetros, Luis empezó a bombear con gran velocidad.
Las embestidas hacían rechinar la cama mientras Alex permanecía quieto, intentando disfrutar, pero el solo hecho de saber que era el objeto de placer de su amigo, lo exitaba aún más y hacía soportable el dolor hasta que se convirtió en placer.
Luis seguía dándole y parecía no poder terminar, así que después de veinte minutos, ya cuando estaba sudando por el esfuerzo, descargó su semen en las entrañas de su amigo, quien también eyaculó en la mano y cobijas de su amigo.
La recámara olía a sexo de adolescentes. Los dos estaban cansados y despeinados, pero tenían ganas de continuar teniendo relaciones sexuales.
-¿Somos gays Luis? -le preguntó Alex.
-No lo se, ¿tu que crees?
-Yo creo que si.
-Si lo disfrutaste, quiere decir que sí lo eres -le contestó Luis.
-Quieres probar si tu eres gay? -le preguntó Alex.
-Si, pero en el baño.
Los dos salieron desnudos y se metieron al baño, donde comenzaron a besarse hasta que sus miembros estaban otra vez erectos. Se metieron a la regadera y se enjabonaron el uno al otro hasta que Alex tomó el rabo de su amigo y lo empezó a masturbar con velocidad y le metió el indice derecho en el ano.
-Métemela completa Alex -le pidió Luis.
Luis tenía las dos menos recargadas en la pared y sus dos piernas estaban abiertas, lo que podía interpretarse que estaba listo para ser penetrado.
Alex le sacó el dedo, y a continuación, sus 16 centímetros se los dejó ir hasta el fondo, y como había jabón, lubricó perfectamente para que los dos disfrutaran.
Alex no se midió y embestía tan fuerte a su amigo que parecía querer llegar a su estómago. Hacían mucho ruido mientras el agua de la regadera corría, pero no les importaba, estaban solos. Después de sus dos eyeculaciones previas, los dos estaban secos, pero deseosos de seguir, así que continuaron demostrandose amor hasta que Alex terminó su trabajo en el orificio de Luis y Luis en las manos de su amigo.
Los dos gritaban como putas en celo y sus gemidos de placer podrían asustar a cualquiera, pero no a ellos, que ya sabían lo que hacían.
-¿Eres gay? -le preguntó Alex a su amigo mientras yacían ahora los dos en el suelo de la regadera y se acariciaban, como dos amantes.
-Si, lo soy.
-¿Desde cuando? -siguió preguntandole Alex.
-No lo se, siempre me han gustado los niños. Verlos desnudos, su pene, sus nalgas.
-¿Siempre te he gustado? -le preguntó finalmente.
-Siempre, y desde que tu pene creció, me gustabas aún más, pero no encontraba el momento para expresarte mi amor.
-Yo te consideraba mi amigo, pero ahora que descubrí que soy gay, te concidero mi novio.
-¿De verdad Alex?
-Dime Luis, soy el primero?
Luis se quedó callado y Alex interpretó esto como un no, pero Luis le explicó:
-Tengo un primo que es un año mayor. Con él inicié desde pequeño, pero hace un año se fueron a vivir lejos. ¿Y tú? -le preguntó Luis.
-Yo no sabía nada. Eres tu el primero que me hace sentir un orgasmo.
Al terminar de hablar, nuevamente comenzaron a besarse, pero esta vez más efusivamente. Querían sentir todas las partes íntimas de sus cuerpos y lo estaban logrando. Sus manos recorrían sus pechos, brazos, abdómen, piernas, pene, nalgas, espalda. Ninguna parte quedó excluida.
-Méteme tu verga Luis -le pidió desesperadamente Alex.
Lo bueno era que los dos estaban entrando a la adolescencia y podían, si así lo querían, permanecer erectos todo el día. Su cometido lo estaban logrando, y Luis, al conseguir la dureza necesaria, se la metió rápidamente a su amigo.
Como el agua y el jabón lubricaban, lo único que tenía que hacer Alex era estar en cuatro, parar las nalgas y recibir a su amigo, quien nuevamente, comenzó a penetrarlo.
Lo estaban haciendo de perrito, solo que Luis no desperdició la oportunidad y masturbó a su novio, pero no lograban terminar. Al cansarce, se separaron y Alex se volteó boca arriba, Luis le levantó las piernas y una vez descubierto el ano, nuevamente se la metió hasta el fondo.
Los dos se veían fijamente, sus respiraciones se juntaban mientras una suave corriente de agua le caía a Luis en la espalda. Sus rostros eran de placer, así que se besaron durante casi media hora, hasta que Luis comenzó a metersela y sacársela hasta que no tardó en terminar otra vez dentro de su amigo.
Se separaron muy despacio y sonrieron mutuamente. No dijeron nada por varios minutos, solo se admiraban, sorprendidos por lo que acababan de hacer.
Ya estaba anocheciendo y le dijo Luis:
-Vamos, ya hay que vestirnos, que mi madre va a llegar.
Los dos se secaron y vistieron, así que Alex preguntó:
-¿Y la tarea?
-La hacemos ahorita.
Comenzaron a trabajar en ella, y la mamá de Luis llegó una hora después. Los encontró estudiando, como dos buenos muchachos.
-¿Quieren cenar algo? -les preguntó.
-No, nada. Tenemos mucha tarea.
-Vamos niños, coman algo. Si quieres Alex, te puedes quedar a pasar la noche.
Los dos accedieron y cenaron rápidamente. Como la mamá de Luis estaba muy cansada, los dejó y se encerró en su cuarto para dormir.
-Vamos Alex, no se escuchará nada.
Los dos corrieron a la habitación y se desnudaron tan rápido como pudieron para continuar con su noche de sexo. Por supuesto que reprobaron por no entregar la tarea completa, pero si existiera la materia de sexo, ellos hubieran sacado un diez.
A partir de ese día, no perdían oportunidad para fornicar juntos. Ya fuera en el baño, en el salón de clases o detrás del auditorio. De esa misma manera, conocieron más amigos de su mismo grado, otros mayores y otros menores que les gustaban las orgías entre muchachos.
Luis en particular, perdió el interés en Alex cuando conoció a un niño de once años cuyo pene ya medía doce centímetros, así que también le ayudó a descubrir los placeres de la homosexualidad.
A Alex no le importó porque ahora con sus dieciséis años podía tener a las mujeres y hombres que él quisiera, ya que con su pedazo de veinte centímetros, a cualquiera se le haría agua la boca.