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Categoría: Confesiones

MI PRIMA CAROLINE

Hola a todas y a todos, mi nombre es Carlos, quisiera compartir con ustedes esta bonita historia de lo que me sucede con mi prima Caroline, ya lo que tengo con ella es una verdadera obsesión y no puedo apartarla de mi mente ni por un segundo. Carolina es una chica, no vamos a decir que una top model, pero es linda y su cuerpo no deja nada que envidiar a otras chicas de su edad, bonita figura, hermosos pechos, lindo trasero, pero lo que siempre más me ha llamado la atención, son sus hermosas y bien torneadas piernas, nunca puedo evitar que mis ojos vayan directamente hacia esa parte de su cuerpo, son estupendas. Hemos coincidido en varias oportunidades en mi casa como en la suya y no ha faltado pretexto para hacerle algún elogio a sus piernas, al principio ella se sonrojaba, pero en la actualidad ya lo toma con mucha naturalidad y a veces me da la impresión de que desde mi llegada espera le diga algo sobre sus piernas. Me he dado de cuentas que le agrado lo suficiente como para que entre nosotros pueda existir algo, pero por temor a nuestras familias no hemos avanzado mucho.
Días atrás llegó a casa en compañía de su mamá (mi tía), mi madre les abrió la puerta y después de un cordial saludo entraron a la casa, yo estaba en la sala escuchando un poco de música y como tenía puesto los audífonos no las escuché llegar, ella con un poco de malicia se acercó por detrás de mí y con sus manitas me tapó los ojos, de verdad que me sorprendí, casi me asusté, pues estaba bastante entretenido, cuando alcé mis brazos alcancé a tomarla por el cuello, aun sin ver de quien se trataba, pero al palpar su suave cabellera, de inmediato me percaté de quién era la que me tapaba los ojos.
En el justo instante en que trataba de girar la cabeza para observarla, ella bajaba la suya para darme un beso en la mejilla a modo de saludo, sin quererlo nuestras bocas coincidieron y dos dimos un beso que a ambos nos sorprendió, fueron apenas unas milésimas de segundo lo que duró aquel beso, pero ante la sorpresa nos quedamos mirándonos, Caroline se puso roja como una manzana y a mi me comenzó a subir unas cosquillas por el estómago que me inmovilizaron por unos segundos, de dieron hasta escalofríos, una corriente extraña recorrió todo mi cuerpo. Ella, sorprendida y casi asustada se separó del butacón donde yo me encontraba y salió para la terraza.
Por unos minutos más permanecí sentado en el butacón para tratar de recuperarme de aquella sorpresa, cuando me sentí mejor, salido del asombro, fui hasta la terraza donde ella se encontraba, inclinada sobre el balcón mirando hacia el jardín, como vestía una falda bastante corta podía observar aquellas hermosas piernas en todo su esplendor, faltaban unos escasos centímetros para poder llegar con mi vista hasta la punta de sus nalgas. Tuve una inmediata erección que me obligó a retroceder y volver a sentarme hasta que me calmara un poco. Todo aquello me tenía bastante confundido y excitado.
Mi mamá y mi tía se encontraban por la cocina en sus conversaciones, por lo que a suerte mía no vieron nada de lo que había sucedido. Por más de veinte minutos permanecí allí sentado y Caroline no abandonaba tampoco la terraza. En eso escucho la voz de mi tía llamando a su hija, ella abandona la terraza y se dirige también hacia la cocina, al cruzar por la sala me mira cambiando rápidamente su mirada como tratando de que nuestras vistas no se cruzasen.
Escucho cuando mi madre halagaba alguna prenda que Caroline traía puesta, lo bien que le quedaba, que bien hecha estaba, etc. Mi madre me llama y ya mas calmado me levanto y también me dirijo a la cocina, al entrar quedé petrificado --¿Qué te parece Carlitos?-- --¿Te gusta como le queda la bikini a tu prima?—, La garganta se me había secado, no podía emitir palabra alguna, ante mi se encontraba Caroline vistiendo una hermosa y bastante diminuta bikini dejando ante mi vista todo el esplendor de su cuerpo. --¡Te has quedado como si hubieses visto un fantasma!—, dijo mi tía. –Le queda muy bonito—, fueron las únicas palabras que alcancé a balbucear y dando la espalda salí de la cocina a toda velocidad, pues una nueva erección era imposible de controlar.
Sentado en mi butacón escuché a mi tía cuando le decía a Caroline que me convenciera para que la acompañase a la piscina y así estrenaba su nueva trusa. Ella con temor y casi con miedo, ya vestida, se acercó a mi para pedirme la acompañara a bañarse en la piscina. Tardé unos instantes en responderle, pero al final accedí, pensé que con un buen chapuzón me calmaría un poco de aquellas dos calenturas que me habían dado. Subí a mi habitación y me puse la trusa, al poco rato baje, cubierto con una toalla de playa y juntos salimos para la piscina de la casa. Sin dar tiempo a nada me lancé al agua, estaba bastante fría por cierto, pero ayudó a que me calmara un poco.
Cuando saqué la cabeza del agua observé como Caroline se quitaba la ropa y volvía a verla con aquella hermosa y diminuta bikini, estaba como para comérsela allí mismo, pero debía controlarme. Ella también se zambulló y comenzó a nadar de un lado a otro, yo la imitaba, pero en sentido contrario y cuando nos deteníamos a descansar, nos encontrábamos siempre en lados opuestos de la piscina.
Al poco rato escuché el ruido del motor del coche de mi madre, mi tía se acercó un tanto a la piscina y después de preguntarnos de cómo la andábamos pasando nos dijo que ellas dos irían un momento hasta el mercado por algunas cosas para el almuerzo y tal vez pasarían por la tienda, pero que no demorarían mucho tiempo. Eso era bastante extraño, porque cuando mi madre va de tiendas demora bastante en regresar.
La sola idea de que ahora nos encontrábamos nosotros dos solos en la casa comenzó a producirme pensamientos bastante atrevidos hacia Caroline, pero la oportunidad no podía dejarla pasar. Me zambullí nuevamente y nadé por debajo del agua hasta llegar a su lado, ella permanecía inmóvil y estática en la esquina de la piscina mirándome fijamente, parándome frente a ella y con la vista clavada en sus ojos la obligué prácticamente a desviar su mirada, sin poder contenerme más tomé sus mejillas entre mis manos y traté de darle un beso nuevamente, ella trató de zafarse, pero le fue imposible, allí comenzamos un leve forcejeo, hasta que logré mi objetivo y alcancé su boca, sentí como sus brazos se aflojaron, dejó de forcejear y respondió a mi beso, ahora sus brazos se cruzaban por detrás de mi nuca y me apretaban con fuerza, al mismo tiempo que su lengua buscaba la mía con afán, así estuvimos unidos unos minutos hasta que Caroline reaccionó y poniéndome sus dos manitas sobre mi pecho me apartó de un tirón --¿estamos locos Carlitos?— --¿qué estamos haciendo?—, --Despreocúpate Caroline, esto sólo ha sido un impulso de los sentimientos que ambos sentimos—. Sin darle tiempo a reaccionar la tomé entre mis bazos nuevamente y emprendimos otro largo y jugoso beso. Ya mis intenciones se iban más allá del beso y lentamente acerqué mi cuerpo al de ella, al sentir el contacto con mi verga endurecida abrió los ojos y me miró asombrada --¡que ni se te vaya a ocurrir lo que estoy pensando Carlitos!—, --recuerda que soy virgen—, --está bien primita, todo será como tu digas—, continuamos besándonos mientras la aprisionaba con mi bulto sobre su chochita, ya Caroline daba claras muestras de excitación y me arriesgué a buscar su conchita con mi mano, ella al sentirla nuevamente se asustó, pero ante mi insistencia y la suavidad con que lo hacía me dejó hacer.
Cogí una de sus manitas y la coloqué directamente encima de mi verga, al principio rehusaba hacerlo, pero después de dos o tres insistencias mías, accedió y me la agarraba firmemente. --¡que grande y gorda la tienes primo!--, ya estábamos entrando en confianza y tenía que seguir con mis ataques a fondo para no perder la oportunidad. Le propuse entonces salir del agua y secarnos un poco, pues la temperatura estaba bastante fresca en el agua. Ella accedió y preguntándome la idea que tenía, le propuse ir para la casa y cambiarnos la ropa para estar mas a gusto. Salimos ambos corriendo y entramos a la casa por la puerta de la cochera para no mojar la casa. Al entrar me preguntó donde podría cambiarse de ropas y le dije que fuera para el cuarto de mi madre mientras yo iba al mío. El cuarto de mi madre solo separa al mío por una puerta que da al baño, sentí cuando esta entró a él a ducharse, pero me percaté de que no había puesto el cerrojo como habitualmente hace mi mamá, esperé hasta sentir el ruido del agua de la ducha y en el más absoluto silencio giré la manecilla de la puerta, entré al cuarto de baño y a través de las cortinas podía observar su silueta completamente desnuda, aquello como era de esperar me obligó a empalmarme de nuevo y de un tirón corrí la cortina, ella al verme, con sus manitas sólo alcanzaba a taparse sus senos, dejando al descubierto aquella hermosa conchita con escasos vellos, pero bastante abultada.
Cerré la ducha y colocándome junto a ella, ambos en la bañera, puse mi verga entre sus piernas y comenzamos a besarnos nuevamente, ya nuestros cuerpos de juntaban fuertemente sin temor algunos, pero no demoró en recordarme que ella era virgen y que no intentara penetrarla. Tomándola por la cintura la senté en el borde de la bañera, estaba a la altura justa de mis necesidades y coloqué mi verga entre sus labios, por su poca experiencia no entendía lo que yo quería que hiciese, le pedí abriera la boca y comenzara a chupármela lentamente comenzando por la punta, que lo hiciera suavemente mientras me acariciaba los huevos. Enseguida pude percatarme que aquello le había gustado pues lo hacía con mucho afán, ya la sujetaba con las dos manos mientras la metía y la sacaba de su boquita. Mi excitación era demasiada, por lo que no pude controlarme y los chorros de leche me brotaron a borbotones, ella se la sacó rápidamente de la boca, pero cuando le tomó el gusto volvió a comérsela toda hasta dejármela bien limpia.
Intercambiamos de posición y ahora yo le propinaba una buena mamada a aquella conchita virgen y calientita como estaba mientras mis manos recorrían sus hermosas tetas. Estuve chupándola y hurgándola con mi lengua hasta que sentía como se corría y sus jugos mojaban mi cara. Casi habíamos perdido la noción del tiempo y tuvimos que apurarnos, pues nuestras madres llegarían de un momento a otro. Nos duchamos juntos y después de acariciarla todo lo que quise sentí unas ganas inmensas de recomenzar todo de nuevo, como ella estaba de espaldas a mi, coloqué mi verga entre sus piernas, como si la estuviera penetrando y comencé a moverme con fuerza pidiéndole me la apretara bien con sus piernas mientras la besaba por el cuello y acariciaba sus teticas. Ella por su parte se acariciaba su clítoris, hasta que al fin ambos nos corrimos al mismo tiempo, terminamos de enjuagarnos, salimos del cuarto de baño y nos vestimos.
Nos sentamos entonces en la sala a escuchar música, en varias oportunidades nos volvimos a besar, cada vez con más pasión. Al rato llegaron mi madre y su hermana cargadas de bultos y paquetes. --¿Se divirtieron bastante?—, dijo mi tía con una risilla bastante picarona mirando a mi madre. Caroline me miró de reojo y ninguno de los dos contestamos. --¡Yo pienso que hemos regresado muy pronto—, volvió a insistir mi tía mirando a mi madre y ambas riéndose. Después del almuerzo Caroline y su madre se retiraron dejándonos la invitación para la semana próxima devolverles la visita. Caroline y yo nos miramos y nuestra despedida fue tan solo un guiño de ojos, sus ojos brillaban como queriendo decirme algo, algo que comprendí de inmediato sin cruzar palabras, de seguro allí estaríamos la próxima semana en su casa.
Datos del Relato
  • Autor: Plastilina
  • Código: 4603
  • Fecha: 30-09-2003
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 4.5
  • Votos: 46
  • Envios: 4
  • Lecturas: 4065
  • Valoración:
  •  
Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
Sandokan
invitado-Sandokan 01-10-2003 00:00:00

¡Qué bien que has vuelto!, bienvenida de nuevo, Plastilina.

Juan Andueza G.
invitado-Juan Andueza G. 01-10-2003 00:00:00

Hola Plastilina, ¿ dónde estabas ? Ahh, yo pensé que ya te habían contratado en una editorial y ya no vendrías. Qué bueno que volviste, y escribiendo tan bien como siempre. Abrazos.

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