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La Recompensa de la Pacincia

~~Este no es un relato al uso, tal y como se pueden ver muchos: No hay grandes pechos, ni pollas enormes, o pasiones desatadas por un mínimo detalle. Pero a cambio puedo asegurar que es completamente verídico, y que creo que refleja la realidad de la mujer más que muchos de los relatos que he leído aquí. Si buscas una descripción rápida de un polvo, mejor pasa a otro relato. Pero si buscas saber algo más sobre las mujeres y un relato sincero, quédate aquí, y espero que lo disfrutes
 Por mi trabajo debo viajar bastante, en especial a países del Este europeo, donde tengo numerosos amigos. Fue en uno de mis viajes, en una fiesta de amigos que conocí a una chica que me impresionó: alta, rubia, ojos azules, con un cuerpo perfecto moldeado a base de gimnasio (Hay una delgadez, simplemente debida a no comer, que no encuentro igual de hermosa, pero reconozco que es una cuestión personal), de 20 años. Aunque yo acabo de pasar a la treintena, y me sentía un poco mayor, no pude dejar de intentar conocerla. Empecé a hablar con ella, y sentí que había cierta química, aunque se mantenía distante. Esa noche, no pasó nada, ya que a mis escarceos, respondía con evasivas yo al día siguiente volvía a España. Pero conseguí su correo electrónico, y empezamos a cartearnos.
 Fui claro desde el principio, diciéndole que me había impresionado y que me gustaría algo más que amistad con ella. Y ella aunque no me dijo que sí, me dejo la puerta abierta, reconociendo que yo también le había gustado. Así seguimos durante más de un mes, hasta que me volvió a surgir un viaje a su país (Bueno, al país de al lado, pero pensé que merecía la pena hacerlo a través de su ciudad y volver a verla). Ella parecía encantada con la idea y para allí fui.
 No os podéis hacer idea de mi nerviosismo. Nunca había estado en una situación así. Normalmente soy muy directo, y no tengo costumbre de trabajarme a una chica tanto tiempo, sin poder verla ni ver sus reacciones. El primer momento, cuando la vi, no sabía ni como reaccionar, sobre todo porque estaba guapísima con un vestido negro ceñido.
 A partir de ese momento inicial todo fue bastante rápido. 30 minutos después ya nos estábamos besando y parecía que todo iba a ir sobre ruedas, sobre todo cuando aceptó venir conmigo al hotel. No era la primera chica de este país con la que me acostaba, y sabía que solían ser bastante directas.
 Pero cual fue mi sorpresa que al llegar al hotel empezó a marear la perdiz y no me dejaba más allá de besarle y tocarle un poco los pechos por encima del vestido Era una situación un poco ridícula, en la cual no me había encontrado nunca y que no sabía como lidiar. Empezaba a pensar que había estado jugando conmigo, o que me había visto y se había arrepentido porque no era su tipo. No entendía nada.
 Al cabo de dos días con historias similares, en que me decía lo feliz que estaba conmigo, pero que no me dejaba hacer nada, me empecé a cansar, sobre todo porque pensaba que estaba conmigo por el dinero. Disfrutaba con ella, ya que era encantadora, pero no entendía que ocurría al llegar al sexo. En cuanto pasaba un poco más, se cerraba en banda, poniéndose muy borde. Así que le plantee la situación claramente: Era un hombre, y si quería una relación conmigo, el sexo era parte de ello.
 Me dijo que esperara al fin de semana, en que nos iríamos de viaje juntos, a conocer un parque natural maravilloso de su país, y acepté. El resto de los días, no intenté nada, pensando que necesitaría un poco más de tiempo para conocernos, y que no era más que el que no pensara que era una chica fácil.
 Y por fin llegó el momento deseado: los dos solos en el hotel a 100 Km. de su ciudad. El día había transcurrido maravillosamente, y supuse que por fin podríamos ir más allá de unos besitos. Pero nuevamente se cerró en banda, con una gran tensión. Yo ahí no entendía nada. Y ya le plantee que me dijera que pasaba. Se echó a llorar, y por fin me contó la verdad.
 A la salida de una fiesta, con 17 años, un amigo le había violado. Y a diferencia de lo que se ve en muchos relatos de estas páginas, no lo disfrutó en ningún momento. Lo que hizo fue dolor, humillación y que en los 3 años que habían pasado, no tuviera prácticamente ninguna relación. Había intentado tener pareja, pero cada vez que llegaba el momento del sexo, era incapaz de disfrutarlo. Y al poco tiempo, la pareja le abandonaba harta de que no le diera sexo más que con cuentagotas y como si fuera una gran tarea (A ninguno le dijo lo que había pasado, por lo que simplemente pensaron que era una tía coñazo, que les quería putear).
 A partir de ahí, cambié mi aproximación. Puesto que no disfrutaba, y tenía miedo de los hombres, lo que había que hacer era que volviera a relajarse y darse cuenta de que también podía ser agradable. Estabamos en junio, así que acabé mi viaje, pero volví a las tres semanas, ya para quedarme una temporada larga. Se vino al apartamento que cogí, donde simplemente dormiamos en ropa interior, y le daba masajes, de tipo deportivo (Suelo hacer bastante deporte, así que a estas alturas ya tenía una cierta experiencia). Poco a poco, a través de los días y cuanta más confianza cogía, desapareció el sujetador, tanto al dormir como en los masajes, para finalmente desaparecer sus braguitas, dejando al aire un coñito rubio, que me obligaba a masturbarme todo el tiempo en el cuarto de baño, para poder controlarme. Al mismo tiempo, la mimaba y hacía que se sintiera especial, para que estuviera relajada conmigo.
 Al cabo de un mes, ya por fin pasé a comerle la entrepierna. Tanto masaje jugando por los alrededores había hecho efecto. Tenía un sabor dulce amargo delicioso, con unos labios finos. Una etapa más se había conseguido, y era momento de que empezara también a disfrutar del cuerpo de un hombre. A esas alturas ya dormíamos desnudos, y empecé a pedirle que me tocara la polla, pero sin presionarla. Simplemente que me acariciara, y después, una vez grande, que me masturbara. En esos momentos, no me corría delante de ella, sino que simplemente me lo hacía un rato y lo dejábamos (Con posterior escapada mía a los cinco minutos al cuarto de baño). Hasta que un día ella supongo que ya sintiéndose un poco culpable, y agradecida por mi paciencia me hizo acabar. Otro paso más.
 En esos momentos ya me tuve que volver, y no pudimos continuar, pero yo no estaba dispuesto a dejarlo así, por lo que le invité a que viniera a España. Aunque tenía un poco de miedo, ya que le habían contado historias de chicas invitadas por extranjeros que luego acababan vendidas y encerradas en prostíbulos, todavía estaba de vacaciones, asi que se vino, y seguimos con las lecciones.
 Mientras seguía cuidándola y mimándola durante el día (Y ojo, no estoy hablando de gastarme mucho dinero en ella, sino en hacerle sentirse especial), por las noches ya hacíamos un pseudo69, en que yo se lo comía, pero ella me masturbaba. Hasta que un día cuando estaba ella ya cerca del orgasmo, me pidió que la penetrara. Por fin había llegado el momento que tanto deseaba. Sin embargo estaba muy tensa, así que no funcionó. Ella se sintió fatal, creyendo que nunca podría darme placer, pero estuve media hora acariciándola, y diciéndole que no importaba, que habíamos recorrido ya mucho camino, y que no había que correr. Pero una paso más estaba dado. Ya le apetecía ser penetrada.
 Y finalmente el día llegó: Un día sin previo aviso, y cuando estaba a punto de correrse en mi boca, me levanté y la penetré por sorpresa, lentamente, y ella disfrutó con ello.3 meses me llevó, pero por fin lo había conseguido.
 Desde entonces la cosa fue mucho más sencilla, y poco a poco, la penetración se hizo normal y con menos precalentamiento, volviéndose normal. Y hasta al final conseguí la penetración anal y que también la disfrutara (Las mamadas llegaron casi seguidas a la penetración ).
 Por eso, cuando veáis una chica que lo ha pasado mal, ser pacientes y respetar sus tiempos. Al final merece la pena. Y no creais que una violación no las marca, o que al final disfrutan porque no es verdad en el 99,99% de los casos. Lo más seguro es que afecte muy negativamente o destroce la vida de la chica.
 El final de la historia, es que tras dos años la relación terminó, por cual de sus celos enfermizos. A pesar de que en todo ese tiempo le había sido fiel, no paraba de machacarme pensando que le engañaba. El punto y final fue cuando se puso celosa de verme jugar con unos primos míos de 5 años, porque siendo mi novia le debía dedicar todo mi tiempo a ella.
 Estaré encantado en recibir todo tipo de comentarios y opiniones sobre el relato, que como os comento es 100% real, en especial de gente que haya vivido alguna situación similar.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
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