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EL MEJOR AMIGO DE MI MARIDO, ME LLENA LA BOCA DE SEMEN

J: Ah, así, ¡que rico!



L: ¡Mmm! ¿Te gusta?



J: ¡Si, Lety, sigue!



L: ¡Me encanta tu rica verga!



J: ¡Cómetela, agh!



Jonathan, es el mejor amigo de Luis y porque terminé dándole una rica chupada en su carro, muy simple, para pagarle con lo mismo a Luis.



Todo iba muy bien, el excelente ambiente, amantes, los encuentros grupales, el sexo y mi vida familiar estaban en lo mejor, hasta que vi su celular.



Revisándolo encontré chats, con mis amigas, Lucero, Paula, Bere, Paty, ¡el muy maldito les mandaba fotos de su verga y las muy traidoras le correspondían con fotos provocadoras y videos tocándose!



Me afectó la traición al cuerdo, con todas menos con mis amistades, le reclamé y él sin decir más me insinuó que hiciera lo mismo, eso me enfadó como no tienen idea.



Una tarde me dirigía a casa de mis padres, aun me encontraba molesta, justo cuando tomaría un taxi me tocaron un claxon, al mirar estaba Jonathan.



J: Hola, ¿cómo estas Lety?



L: Bien ¿y tú?



J: Bien, ¿oye necesitas un aventón?



L: Jajá, ¡voy a casa de mis padres!



J: Déjame acercarte ahí, ¡igual el taxi es menos!



L: Bueno, ¡está bien!



Subí a su carro, en el pasado Jonathan me cortejo, pero yo me decidí por Luis.



Él es un tipo moreno, de ojos color claro, buen físico y se rumoraba que tenía una gran polla, no podía negar sentirme atraída por él.



J: ¿Y cómo han estado? Hace meses no veo a Luis.



L: Pues más o menos, ¡ando enojada con tu amigo!



J: ¡Cómo crees! ¿ahora que te hizo?



L: ¡Rompió un acuerdo que teníamos!



J: Ese hermano, jajá, ya no te enojes con él, esta lurias, ¡pero es buena bestia!



L: ¡Lo defiendes por ser tu amigo!



J: Jajá, ¡es mi deber!



Jonathan tenía una actitud que me agradaba, el muy fresco y seguro de sí mismo, entablaba todo tipo de conversación, yo estaba pasándola bien, por un momento olvide que era amigo de Luis y me sentía atraída sexualmente por él.



J: Bueno, llegamos a su destino.



L: Ay, ¡eres un amor!



J: Perdón mi atrevimiento, pero espero aceptes tomar un café conmigo algún día.



L: Jajá, ¡pero soy la esposa de tu amigo!



J: Lo sé, solo es para convivir, me la pasé muy bien en el trayecto, tienes una sonrisa envidiable y además a veces es bueno que te vean con una escultural mujer como tú.



Lo miré fijamente, su cara mostraba sinceridad, analicé las cosas y tomé una decisión que ni él se esperaba.



L: Sabes, creo que acepto tu invitación, ¡pero sería hoy!



J: ¿No vas a ir con tus padres?



L: ¡Nene, ahí estaré, jajá!



J: Jajá, ok, ya entiendo, bueno, sube, ¡te llevaré a un buen lugar!



L: Sabes, cerca de la avenida grande hay un mirador donde se ve la ciudad, vamos ahí, compremos algo para amenizar la charla.



J: ¡Guau! Está bien, ¡vamos!



Estábamos cerca del Ajusco y la calle donde le dije era donde Luis y yo teníamos sexos en el pasado, no sé por qué, pero me calentó la idea de ir con él a ese lugar.



J: ¡Bonito lugar!



L: Aquí venía con tu amigo.



J: ¿En serio?



L: Claro, jajá, me trae recuerdos.



J: Uhm, jajá, ¡eres tremenda!



L: ¿Tú crees?



Comenzamos a charlar y beber unas cervezas que pasamos a comprar, él me contaba su vida, pero yo como si fuese una puta, miraba el paquete en sus piernas, se notaba que, aunque me hablaba él pensaba lo mismo, me deseaba y su pene aplastado por el pantalón quería escapar y poseerme.



J: Bueno, creo que es hora de irnos, no creo que sea correcto que tú y yo estemos solos aquí.



L: ¿Y por qué no?



J: Porque los hombres somos débiles, ¡más con una diosa como tú!



L: ¡Pues las diosas también son débiles!



Dicho eso, me acerqué y lo besé, él trató de rechazarme, pero yo toda poseía por algún espíritu sexual metía mi lengua en su boca.



Me gustaban sus carnosos labios, el cedió y comenzó a meter su lengua en mi boca, me encantaban su forma de besar, estábamos en el cofre de su auto besándonos y traicionando a su amigo, ¡mi marido!



J: Esta buenísima, no sabes cuánto te deseo.



L: ¿En serio? Aprovecha mi desliz.



Me acosté en su cofre y besaba mi cuello, como traía una licra café muy entallada, lograba sentir su duro pene, bajó su lengua en medio de mi escote y chupó como bebé, me levantó la blusa para disfrutar mis pechos, estaba fascinado con tenerme ahí para él.



J: ¡Soy el peor amigo!



L: Uhm, no te culpes, ¡yo soy cómplice también!



Sus manos acariciaban mis muslos, yo lo abrazaba y rasguñaba su espalda por encima de su camiseta, me encantaba el amigo de mi marido.



Me puse de pie y sin titubear bajé su pantalón, el muy canijo estaba sin ropa interior, pero para mí fue más fácil ya que su verga de buen tamaño grosor quedó lista para mi boca.



La tomé con mis dos manos y la lamí como si se tratara de una paleta, él cerraba sus ojos y aguantaba sus quejidos, ese tronco era gruesísimo, bajé su prepucio y chupé su glande, él gemía y temblaba, yo arrodillada sobre el pasto, comencé a meterlo poco a poco a mi boca…



J: ¡Ah, nena, dios, uf!



L: ¡Está enorme y muy rica!



Comencé a mamársela rápido, la verga entraba a la mitad, el grosor me impedía meterla hasta mi garganta, él me tomaba de la cabeza y guiaba mis chupadas…



J: ¡Ah, Lety, uf!



L: ¡Uhm, ah, mmm!



J: Mamas muy rico, pinche Luis, ¡qué envidia!



Me tomó de la cabeza y comenzó a follarme la boca, no me dejaba respirar, de hecho, no quería que lo hiciera, me encantaba tener su verga en mi boca, el amigo de mi marido me estaba follando la boca como bestia.



Colocó mi cabeza recargada en el cofre del auto y como loco movía su pelvis, yo apretaba sus nalgas y metía mis dedos en su ano, eso lo ponía más y más loco.



J: Toma, ah, así perra, méteme los dedos, uf, toma mi verga, agh, ahógate, ¡agh!



Me estaba asfixiando, pero más que quererlo quitar yo gustosa recibía sus embestidas.



J: Siempre quise que me lo mamaras, no sabes cuantas pajas te he dedicado.



Sus palabras me ponían más calientes, mi tanga estaba súper húmeda, ¡estaba desquitándome de mi marido y lo estaba disfrutando como nunca!



No importaba que pasaban carros, quería continuar recibiendo en la boca al amigo de Jonathan…



L: ¡Rica verga, uhm!



J: Ah, Lety, uf, ¡sigue!



L: ¿Te gusta cómo me como tu verga?



J: Si, no pares, uf, ¡no pares!



Sentía como poco a poco Jonathan se inflaba, él estaba desquiciado por las mamadas que le daba, se había olvidado de la amistad con Luis y solo cumplía su más grande fantasía.



J: ¡Ah, nena, me voy a venir!



L: ¡Uhm, mmm!



J: Ah, así, ¡que rico!



L: ¡Mmm! ¿Te gusta?



J: ¡Si, Lety, sigue!



L: ¡Me encanta tu rica verga!



J: ¡Cómetela, agh!



Sentí como se inflaba su verga y de pronto, una rica lluvia de leche caía en cara y boca, yo tragaba su espeso semen caliente, él gemía y se tambaleaba, yo continúe mamando su rica verga para hacerlo gozar más.



J: ¡Uhm, chiquita, ah, dios, ah!



L: ¡Deliciosa verga, uhm, ah!



Le exprimí todo lo que pude, mi cara quedo cubierta de su semen, me tomó una foto y me prometió masturbarse viéndola, nos bebimos una última cerveza y me llevó cerca de casa.



En ese momento supe que ni Luis ni yo, cumpliríamos cualquier trato, nuestros deseos carnales habían llegado a otro límite, así que solo me resigne a gozar.



Saludos su amiga Lety.


Datos del Relato
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