DOBLE PLACER.

Muchas veces, la curiosidad sexual puede ser superior a la fantasía, mis fantasías sexuales fueron muchas pero hay una en especial que deseaba realizar. Luego de un matrimonio nada satisfactorio sexualmente el anhelo y la curiosidad me invadió, aun así nunca busque la oportunidad de llevar a cabo dicha fantasía, esta se presento eventualmente y sin que yo la buscara.

Sucedió un día que iba a casa de mis padres en una ciudad algo distante, el tráfico embotellado ocasionó que llegara ya entrada la noche al terminal del bus; durante el viaje hice lo que suelo hacer cada vez que viajo, dar rienda a mi imaginación sexualmente reprimida. Cuando llegue a mi destino estaba muy excitada, imaginaba mil posiciones distintas, múltiples penetraciones, deseaba que un grupo de hombres arremetieran contra mí y me sometieran. No fue un grupo pero si dos hombres de mediana edad como yo; me encontraba parada esperando otro transporte que me llevara finalmente a mi destino cuando un vehículo se detuvo a mi lado, uno de los hombres, el copiloto llevaba su pene al aire y estaba muy erguido, lo acariciaba mientras me miraba, ambos me hicieron una señal y yo me acerque más al vehículo, ambos hombres estaban erectos con los penes más grandes duros y divinos que había visto en mi vida, todas mis fantasías se alborotaron dentro de mi, el copiloto abrió la puerta del auto yo entre, y pasando sobre él me coloque en medio de los dos individuos, debí haber sentido miedo, pero en ese momento mi sentido de supervivencia estaba desactivado por el inmenso deseo sexual que me acometía.
El hombre apretó el acelerador y nos alejamos rápidamente del sitio, yo tome el pene del copiloto y lo lleve a mi boca, comencé a lamerlo con suavidad pero él empujo mi cabeza hacia su vello púvico introduciéndolo todo en mi boca, casi me ahoga, sin embargo el ímpetus del hombre acrecentò mi exitaciòn, yo subía, bajaba, y pasaba mi lengua voraz mientras la saliba rodaba por el pene hasta los testículos, el otro tambièn estaba muy exitado, metiò su mano por entre mi pantalón y comenzò a bajarlo, paré un momento mi tarea y lo ayudé con apremio dejando mi razurada vulva al descubierto, él la acarició con delicadeza y en un profundo suspiro comenzò a rozar mi clítoris y a introducir sus dedos en mi vagìna, yo comencé a mover mi pelvis hacia delante y hacia atrás.

¿Tendrás que detenerte pronto? Dijo el copiloto.
Espera, ya llegamos, contestò el otro que me miraba con apetencia apartando por momentos su mirada de la via.
Llegamos a un recodo y entramos por una calzada donde se encontraba una pequeña casa que parecìa abandonada, nos bajamos, yo llevaba mis pantalones y cartera en una mano, ellos continuaban acariciandome mientras caminabamos al interior de la vivienda. Al llegar habia una cama poco còmoda pero limpia, el lugar era agradable, seguramente su guarida. Me tomò cada uno de un lado y sobre la cama comenzaron a besarme, el copiloto chupaba mis pesones mientras el otro se internò en mi vagina lamiendola con avidez, yo sentìa un placer a morir, necesitaba que me penetraran con urgencia, fue el piloto quien me tomó en alto por las caderas y undiò su fuerte miembro en mi vagina, el placer llegaba casi al maximo, el individuo comenzò a mover su cuerpo con fuertes convulsiones que me estremesian toda mientras yo chupaba con avidez el pene del otro. Yo no querìa que terminaran asì, querìa retardar los orgasmos lo màs posible, el copiloto me colocò sobre él y yo comencè a cabalgarlo, no imaginaba lo que vendrìa después, el otro sacò algo de una gabeta y lo untò en mi parte posterior, ahora lo deduzco por la caricia, en el momento ni cuenta me di, yo cabalgaba al piloto y este besaba y mordìa suavemente mis pesones, el otro se colocò detrás de mi y continuaba acariciándome a la vez que sus dedos se introducían en mi ano con exquisitos movimientos circulares, llevó sus manos hasta mis gluteos y los abrió más colocando su pene en la entrada de mi ano, yo no lo podìa creer, no podìa creer que mi fantasia más preciada estaba a punto de ser realidad. El hombre rosaba su pene impregnado en vaselina sobre mi pequeño y virgen ano, de pronto comenzò a presionar, yo sentì un pequeño dolor y un ardor, pero me gustaba la sensación, fue espectacular, me incliné más y él empujó su miembro endurecido poco a poco, yo me desgarraba de goce entre gritos de placer, cuando entro todo quedé insertada por ambos lados, y era esa mi fantasia, la penetración doble y la disfrutè sin sentimientos del culpa.
Ya insertada por ambos lados comenzamos a movernos rítmicamente, la agradable sensación se iba extendiendo a los tres, hasta que en un frenetismo insospechado yo sentía como ambos salìan y entraban con mucha rapidez y fuerza; pero al entrar todo de los dos penes los movimientos de cintura tambièn freneticos se acompasaban en un sólo ritmo que nos hacìa gemir. En unos instantes, muy pocos para mí deseo los delirantes movimientos estallaron en orgasmos casi simultáneos, los fluidos comenzaron a correr por mis piernas cuando salían de mi vagina y ano, pero ellos no se separaban, todo lo contrario, se apretaban más a mi que casi me desmayo por el más intenso e inimaginable orgasmo.

Al separarse ellos, los tres caímos sobre la pequeña cama y nos quedamos dormidos. Ese día mis padres nunca supieron que yo iría a visitarlos.